martes, mayo 28, 2013

Leyendo el 5º borrador de la LOMCE, que va al Congreso de los Diputados.

Alguien ha metido lápiz en el proyecto de ley educativa que se lanzó hace unos meses (que va por la quinta redacción, y que comenté el pasado septiembre) y se juega a confundir, se utiliza un lenguaje doble, se declaran unas cosas y se persiguen otras, porque introduce conceptos tales como igualdad, bienestar social, personalización, lucha contra la exclusión, educación inclusiva... Terminología compasiva en papel mojado para quienes van a quedar excluidos, porque no tienen el "talento" que requiere el sistema, ni tampoco les alcanza el "refuerzo" (¿por qué no hablar de actuación preferente o de otra cosa menos antigua?).

Estas querían ser una notas para contribuir a la iniciativa de Izquierda Unida sobre enmiendas a la ley, pero me he quedado en algunos comentarios. A partir de la mitad hablo de mi ámbito que es la tecnología educativa.

Sorprendentemente la ley reconoce al sistema educativo capacidad para actuar con equidad, dar a cada uno lo suyo, ¿por qué cambiar entonces los principios? Porque, dice la ley, "no permite progresar hacia una mejora de la calidad educativa". Destruyamos la equidad en pos de una supuesta mejora, dicen.
Existe cierta esquizofrenia en la redacción, porque en un lugar se señala como prioridades del sistema la lucha contra el abandono. Es contradictorio declarar superada la acción en pos de la equidad y pensar en luchar contra el abandono.

Así que los que mal van parecen tenerlo peor. "Los estudiantes con problemas de rendimiento deben contar con programas específicos" ¿Ese es el único indicador? Qué triste futuro para quienes necesiten ser incluidos, porque sólo se va a hacer cuando sus notas sean malas. El diagnosticador atenderá a los chicos cuando surja un problema de rendimiento. Y las palabras "exclusión" y "abandono" desaparecen una vez se introduce uno en el articulado. Luego todas las medidas contra la exclusión son estructurales, posiblemente acabar en la formación profesional básica.

Siguiendo con los principios, está bien que la Secundaria se pueda hacer a la carta, como parece desprenderse del preámbulo de la LOMCE, pero no deja de ser terrible que los chicos no tengan acceso a una cultura básica porque el principio es el talento -qué gran comodín para cosificar- y no las personas.

Es una ley, además, que está llena de mensajes para un tipo de educadores antipedagógicos y antiguos, que quieren poner en valor aspectos que van de suyo en la educación, pero que al ser enfatizados no dejan de manifestar que es como si nunca se hubieran hecho, o como si exagerar en ellos hiciera mejor la educación, por ejemplo "el valor del equilibrio entre el esfuerzo y la recompensa" (¿qué viene siendo la evaluación?). Su apelación a una "reforma sensata, práctica" de "sentido común" también es inquietante, pues viene a borrar los ajustes finos y los apoyos personalizados y hace que problemas complejos pervivan con nuevos problemas. Esta ley busca "Ciudadanos crecientemente responsables y formales" ¿esto de "formales" se refiere a las antiguas "personas de orden"? Luego sigue: "Elevar los niveles de educación actuales es una decisión esencial para favorecer la convivencia pacífica y el desarrollo cultural de la sociedad". Vamos, que cuando hemos llegado a una de las generaciones mejor formadas necesitamos una educación que embride a los chicos, que van como locos... qué miedo. Posiblemente con la misma idea, en otro lugar se habla de que "Son necesarios canales y hábitos que nos permitan restaurar el equilibrio y la fortaleza de las relaciones entre alumnos, familias y escuelas." Niños y familias son enemigos a los que hay que poner en su sitio. Y otro mensaje antiguo a personas antiguas: hay una sorprendente simplificación del currículo (posiblemente con pretensiones más allá de la comprensividad de la enseñanza) y un arrinconamiento de la Educación artística y las Humanidades.

Esfuerzo, disciplina, currículo clásico... no es un gran desafío el que se ofrece ni sugiere que se esté imaginando otra educación. No parece que los jóvenes vayan a crear una empresa para un motor de búsqueda o de ropa inteligente con este tipo de soluciones pedagógicas.

Se habla de conseguir mejores resultados y la ley ofrece competencias transversales y actitudes clave, como si el que sean transversales y actitudes no suponga un tiempo de trabajo de clase que parece querer dedicarse a otras prioridades de esta ley, sacar mejores notas.

Mayor presión sobre los resultados quizá no genere simultáneamente más espíritu emprendedor (ni va a ayudar a luchar contra el abandono), porque dedicar tiempo a mejorar resultados no deja tiempo para proponer ideas, crear, organizar proyectos... si el modelo de emprendedor es el americano, en ese sistema educativo se están generando bolsas de pobreza. Otras naciones tienen entre sus ciudadanos muchos con gran espíritu emprendedor, pero quizá se basa en la forma en que son criados en sus familias, la capacidad de explorar desde pequeños pongamos por caso y que algunos aparezcan algunos en los noticieros rescatados de pozos y alcantarillas. Es preocupante pensar en  un futuro de la sociedad en manos de emprendedores en vez de ciudadanos, ahora entiendo lo del "capitalismo salvaje" con el que ha caracterizado un colega esta ley. Pero es que además la asignatura para los emprendedores es una optativa de Secundaria, no es troncal, lo que la sitúa en un plano contradictorio con dónde pone énfasis la ley.

"La lucha contra la exclusión de una buena parte de la sociedad española propiciada por las altas tasas de abandono escolar temprano y por los bajos niveles de calidad que hoy día reporta el sistema educativo son el principal impulso para afrontar la reforma.", se dice. Sobre resultados se mitifica PISA, según nos cuentan algunos colegas que en el diferencial de puntos de lecto-escritura y cálculo no ven unas diferencias notables; sobre abandono en Secundaria estamos igual que hace 30 años –estaría bien que se aportara series históricas, ya que se intenta hacer pasar por científicas las decisiones adoptadas con un preámbulo que parece un informe-, no podemos sentir ningún orgullo, algo pasa en Secundaria que no hemos sido capaces de resolver en todo este tiempo; algo se estaba empezando a hacer cuando habíamos conseguido pasar de un 33% a un 26%, y  parece que la LOMCE es la “purga de Benito” y lo va a reducir al 10%... la pregunta es cómo.

Parece que con itinerarios flexibles. Pero no sabemos con qué recursos.

Y no todo en la vida es elección, de itinerarios, de tiempo en que me formo (el mundo no es un supermercado); a veces hace falta otro tipo de medidas: grupos más pequeños, más personal de apoyo, comedores, colaboración con otros servicios sociales, programas de garantía social que funcionen... justo lo que se han llevado los recortes presupuestarios en educación.

En la ley se apuesta por talento en vez de diversidad e inclusión, trayectorias en vez de personalización, "rutas que faciliten la empleabilidad" (una formación ocupacional para los que no quieren estudiar, como si la formación profesional que se ha organizado en nuestro país fuera un recorrido sencillo, teniendo que realizar el mismo bachillerato y además las disciplinas de Secundaria).

No voy a entrar en el tema de la dirección de los centros, creo que daría para un análisis largo. Me preocupa que su autonomía se base solo en su autoridad, y no en la disponibilidad de recursos para hacerla efectiva.

Tampoco voy a valorar el balizamiento del sistema con evaluaciones. La obsesión de la medida es un negocio para quienes viven de ello, genera daños a las personas etiquetadas y no construye futuro para ningún individuo.
Diagnóstico sin medidas de apoyo. Podría haber un compromiso para invertir en el sistema educativo –o en la unidad correspondiente- cada vez que sus datos sean 2 desviaciones inferiores a la media, por ejemplo.

Por ser mi ámbito de trabajo, he analizado la presencia de las TIC y lo digital en la LOMCE. Las directrices de septiembre están intactas y se han añadido algunos envoltorios contradictorios, coherentes con la redacción actual de la ley.

Para empezar, sus redactores siguen pegados al concepto de "nuevas tecnologías", que tiene la particularidad de que no son tan nuevas, algunas tienen entre 30 y 50 años. Si se utiliza como genérico, es desafortunado.

Las TIC son uno de los 3 pilares de la modernización del sistema, con la lengua extranjera y la formación profesional (asociados). Qué pena militar en un ámbito que van a odiar tanto los renovadores por ser el signo de una "fabrilización" de la enseñanza. Ya pasaba y aquí les van a dar la razón. Vamos a vivir en un fuego cruzado.

Es de agradecer que en este 5º proyecto se haya hecho en el preámbulo una lectura amplia de la función educativa de las TIC, convertida en competencia transversal, cuando se propone: "personalizar la educación y adaptarla a las necesidades y al ritmo de cada alumno". También cuando se anima a que todos impulsen su uso: "Se promoverá el uso, por parte de las Administraciones educativas y los equipos directivos de los centros, de las tecnologías de la información y las comunicaciones en el aula, como medio didáctico apropiado y valioso para llevar a cabo las tareas de enseñanza y aprendizaje".

Sin embargo, mal vamos cuando sus usos se ven como que: "Por una parte, servirá para el refuerzo y apoyo en los casos de bajo rendimiento y, por otra, permitirá expandir sin limitaciones los conocimientos transmitidos en el aula. Los alumnos con motivación podrán así acceder, de acuerdo con su capacidad, a los recursos educativos que ofrecen ya muchas instituciones a nivel tanto nacional como internacional". Esta visión enciclopedista y de refuerzo es atribuir a las TIC un poder que, como la lectura, se tiene que cultivar. La curiosidad no viene del trasto/aparato, viene de maestros que la inducen. Sin embargo, me preocupa que se advierta de que: "El uso responsable y ordenado de estas nuevas tecnologías por parte de los alumnos debe estar presente en todo el sistema educativo". Es contradictorio, o nos metemos de hoz y coz o, si lo dejamos en poco y complementario, corremos el riesgo de no llegar nunca a esos bonitos principios de personalización gracias a las TIC (¿estarán pensando en enseñanza asistida por ordenador, llena de tests, que van dirigiendo al estudiante, sobre los que se ejercita una y otra vez hasta que le salen bien?).

Con respecto a la formación de los docentes, "Las TIC serán también una herramienta clave en la formación del profesorado y en el aprendizaje de los ciudadanos a lo largo de la vida, al permitirles compatibilizar la formación con las obligaciones personales o laborales, y asimismo lo serán en la gestión de los procesos". Se juega con la idea de que la formación permanente va a ser más fácil (y barata) con TIC. ¿Es una medida con vocación de ampliar el acceso o bien de atender otros intereses? Qué modelo formativo hay debajo. Qué peso va a tener lo presencial. Qué recursos de apoyo están previstos.

La ley viene con ganas de unificar, para crear "un ecosistema digital de ámbito nacional" (¿y si habláramos de interoperabilidad como luego se hace en el art. 111.bis?). Es muy loable, para la "difusión, adaptación, reutilización y redistribución", espero que no traiga la obligatoriedad de ninguna plataforma concreta, tampoco de ninguna manera de proceder (todo colgado en repositorios es un futuro poco interesante para la educación) y que sea compatible con la previsible evolución hacia formas insospechadas de TIC, dispositivos y hardware, y que los docentes van a tener libertad para seguir investigando e innovando.

Lamentablemente, nadie va a contar con las universidades en los temas de la formación continua, pues el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte elaborará, previa consulta a las Comunidades Autónomas, un marco común de referencia de competencia digital docente que oriente la formación permanente del profesorado y facilite el desarrollo de una cultura digital en el aula.

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